*LA TAUROMAQUIA.
La tauromaquia se refiere a todo lo relacionado a la práctica de lidiar toros, tanto a pie como a caballo, y se remonta a la Edad de bronce.
Su expresión más moderna es la corrida de toros, un espectáculo que nació en España en el siglo XII.
Las corridas de toros han despertado vivas polémicas desde sus mismos comienzos entre partidarios y detractores.
La tauromaquia incluye además todo el desarrollo anterior al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los toreros, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones artísticas o de carácter publicitario, que varían de acuerdo a los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional.
Esta actividad se ha desarrollado a lo largo de siglos como una forma de demostración de valentía, al estilo de algunas tribus que aún practican ritos de paso de la niñez a la edad adulta.
En la antigua Roma se presentaban espectáculos con Uros que es una especie bovina extinta que eran arrojados a la arena del circo para su captura y muerte por parte de algunos representantes de familias nobles, quienes mostraban así sus dotes de cazadores.
También se arrojaban en manadas a los cristianos durante las ejecuciones públicas efectuadas en la época de la persecución; y además, se utilizaba a estos animales durante los enfrentamientos de gladiadores como entretenimiento.
En la época medieval comienza la práctica taurina del lanceo de toros, a la que se sabe eran aficionados Carlomagno y Alfonso X el sabio, entre otros.
Estos espectáculos se presentaban en plazas públicas y lugares abiertos como parte de celebraciones de victorias bélicas, patronímicos y fiestas,esto suponia un gran riesgo para los espectadores.
Los primeros tratadistas dieron por buena una creencia popular y pensaron que los moros de España fueron los primeros en utilizar sus capas como instrumento de distracción durante la práctica de alancear a las reses. Pero, esta opinión no cuenta hoy día con apoyo académico. Durante el siglo XVI evoluciona la tauromaquia hacia los encierros de varas, que son predecesora de las actuales corridas, en los que participaba la realeza; incluso Carlos I de inglaterra y su lugarteniente Lord Buckingham participaron en este evento durante su estancia en España, tanto les gustó que repitieron luego la experiencia en su país, invitando a los embajadores de los reinos de Francia y España.
Carlos I de España lanceó un toro en la celebración del nacimiento de su hijo Felipe II.
A finales del siglo XVII y principios de XVIII fue acentuando su importancia el “toreo a pie”. Los toreros navarros tuvieron que enfrentarse al mas popular toreo andaluz, mas pausado y dominador, y éste acabó imponiéndose, siendo Sevilla y Ronda las plazas mas famosas.
En el siglo XVIII existieron en España dos corrientes regionales, de esta combinación surgió el torero de a pie: el ámbito vasco-navarro y el andaluz.
La tauromaquia vasco-navarro se basaba en los saltos, recortes y en las banderillas, mientras que la andaluza se desarrollaba con lienzos y capas. Al final salió victorioso el modelo andaluz (sobre el año 1770).
Una vez decantado el toreo a favor del torero andaluz surge un nuevo conflicto entre toreros andaluces a finales del siglo XVIII: los partidarios del estilo rondeño (Ronda ciudad de Málaga) y los del sevillano. Para los róndenos lo fundamental era la estocada, en cambio para los sevillanos lo importante era lucirse con la capa. Al torero rondeño Francisco Romero, se le considera el padre del torero moderno. En toda España y con motivo de las celebraciones de victorias bélicas o de fiestas de Santos, tenían lugar corridas de toros sobre todo en Castilla, Aragón y Andalucía. Estas corridas se celebraban en las plazas principales de la ciudad, que se cerraban con carros, toneles, cadenas, etc.
Las corridas de toros tal y como hoy las conocemos, vienen del siglo XVIII, cuando la nobleza abandona el toreo “a caballo” y el pueblo comienza a hacerlo “a pie” demostrando su valor y destreza. Y a partir del siglo XIX ya se hicieron muy populares y se convirtió en un negocio y en un espectáculo de masas.
En la década de 1910 a 1920 se desarrolla la llamada Época Dorada de la tauromaquia.
Además de la corrida en sí, la tauromaquia incluye la crianza y conocimiento de los toros, llamados de lidia llamados asi por su pelaje, cornamenta, comportamiento, porte.
El filósofo José Ortega y Gasset explicaba que era impensable estudiar la historia de España sin considerar las corridas de los toros. Muchos de los escritores y filósofos de la generación del 98 no les gustaban de las corridas de toros, porque la culpaban del atraso de la sociedad española. Posteriormente, la generación del 27 en su mayoría fue amante de la fiesta, sobre la cual escribieron, pintaron y esculpieron.
Los partidarios de la tauromaquia dicen que estas críticas de los antitaurinos obedecen a la ignorancia, ya que el toro de lidia vive en libertad en su hábitat natural y, sin las corridas, no solo se extinguiría el toro bravo, sino el propio ecosistema en que se desenvuelve (las dehesas), sin embargo hay alegatos que refieren a que estas pueden ser protegidas por ley sin la necesidad de criar toros.
Otros defensores del toreo, argumentan que nadie ama más al toro que un buen aficionado a las corridas: nadie admira más su belleza, nadie exige con más vehemencia su integridad y se indigna con mayor furia ante cualquier maltrato, desprecio o manipulación fraudulenta.
Las corridas de toros son también una importante actividad económica, que es una fuente de empleos y genera cuantiosos ingresos, principalmente por venta de entradas y derechos de televisión.
Los festejos populares que organizan los ayuntamientos, coincidiendo con sus fiestas patronales o con cualquier otra celebración, generan también un movimiento económico muy importante y moviliza una gran infraestructura (ganaderías, transportes, seguros, médicos y ambulancias, bandas de música, fuegos artificiales, cartelería...): se supone que en los pueblos de España se celebran unas 20.000 celebraciones taurinas al año, y se lidian unas 100.000 reses, lo que supone un gasto de unos 140 millones de euros anuales para que los toros corran por sus calles.
España cuenta con un gran número de aficionados a las corridas de toros. Éstos consideran las corridas como un bello espectáculo, un arte y una manifestación de cultura que ha sobrevivido hasta nuestros días, al igual que el toro bravo, donde se aprecia sobre todo el valor y destreza del torero. Actualmente se celebran corridas de toros en Europa (España, Portugal y Francia) y en América (Perú, México, Colombia, Ecuador y Venezuela).
* Bibliografía:
- Wikipedia.com
- historiadelatauromaquia.es
trabajo realizado por: Irene Torralba y Lucía Rodriguez.
La tauromaquia se refiere a todo lo relacionado a la práctica de lidiar toros, tanto a pie como a caballo, y se remonta a la Edad de bronce.
Su expresión más moderna es la corrida de toros, un espectáculo que nació en España en el siglo XII.
Las corridas de toros han despertado vivas polémicas desde sus mismos comienzos entre partidarios y detractores.
La tauromaquia incluye además todo el desarrollo anterior al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los toreros, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones artísticas o de carácter publicitario, que varían de acuerdo a los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional.
Esta actividad se ha desarrollado a lo largo de siglos como una forma de demostración de valentía, al estilo de algunas tribus que aún practican ritos de paso de la niñez a la edad adulta.
En la antigua Roma se presentaban espectáculos con Uros que es una especie bovina extinta que eran arrojados a la arena del circo para su captura y muerte por parte de algunos representantes de familias nobles, quienes mostraban así sus dotes de cazadores.
También se arrojaban en manadas a los cristianos durante las ejecuciones públicas efectuadas en la época de la persecución; y además, se utilizaba a estos animales durante los enfrentamientos de gladiadores como entretenimiento.
En la época medieval comienza la práctica taurina del lanceo de toros, a la que se sabe eran aficionados Carlomagno y Alfonso X el sabio, entre otros.
Estos espectáculos se presentaban en plazas públicas y lugares abiertos como parte de celebraciones de victorias bélicas, patronímicos y fiestas,esto suponia un gran riesgo para los espectadores.
Los primeros tratadistas dieron por buena una creencia popular y pensaron que los moros de España fueron los primeros en utilizar sus capas como instrumento de distracción durante la práctica de alancear a las reses. Pero, esta opinión no cuenta hoy día con apoyo académico. Durante el siglo XVI evoluciona la tauromaquia hacia los encierros de varas, que son predecesora de las actuales corridas, en los que participaba la realeza; incluso Carlos I de inglaterra y su lugarteniente Lord Buckingham participaron en este evento durante su estancia en España, tanto les gustó que repitieron luego la experiencia en su país, invitando a los embajadores de los reinos de Francia y España.
Carlos I de España lanceó un toro en la celebración del nacimiento de su hijo Felipe II.
A finales del siglo XVII y principios de XVIII fue acentuando su importancia el “toreo a pie”. Los toreros navarros tuvieron que enfrentarse al mas popular toreo andaluz, mas pausado y dominador, y éste acabó imponiéndose, siendo Sevilla y Ronda las plazas mas famosas.
En el siglo XVIII existieron en España dos corrientes regionales, de esta combinación surgió el torero de a pie: el ámbito vasco-navarro y el andaluz.
La tauromaquia vasco-navarro se basaba en los saltos, recortes y en las banderillas, mientras que la andaluza se desarrollaba con lienzos y capas. Al final salió victorioso el modelo andaluz (sobre el año 1770).
Una vez decantado el toreo a favor del torero andaluz surge un nuevo conflicto entre toreros andaluces a finales del siglo XVIII: los partidarios del estilo rondeño (Ronda ciudad de Málaga) y los del sevillano. Para los róndenos lo fundamental era la estocada, en cambio para los sevillanos lo importante era lucirse con la capa. Al torero rondeño Francisco Romero, se le considera el padre del torero moderno. En toda España y con motivo de las celebraciones de victorias bélicas o de fiestas de Santos, tenían lugar corridas de toros sobre todo en Castilla, Aragón y Andalucía. Estas corridas se celebraban en las plazas principales de la ciudad, que se cerraban con carros, toneles, cadenas, etc.
Las corridas de toros tal y como hoy las conocemos, vienen del siglo XVIII, cuando la nobleza abandona el toreo “a caballo” y el pueblo comienza a hacerlo “a pie” demostrando su valor y destreza. Y a partir del siglo XIX ya se hicieron muy populares y se convirtió en un negocio y en un espectáculo de masas.
En la década de 1910 a 1920 se desarrolla la llamada Época Dorada de la tauromaquia.
Además de la corrida en sí, la tauromaquia incluye la crianza y conocimiento de los toros, llamados de lidia llamados asi por su pelaje, cornamenta, comportamiento, porte.
El filósofo José Ortega y Gasset explicaba que era impensable estudiar la historia de España sin considerar las corridas de los toros. Muchos de los escritores y filósofos de la generación del 98 no les gustaban de las corridas de toros, porque la culpaban del atraso de la sociedad española. Posteriormente, la generación del 27 en su mayoría fue amante de la fiesta, sobre la cual escribieron, pintaron y esculpieron.
Los partidarios de la tauromaquia dicen que estas críticas de los antitaurinos obedecen a la ignorancia, ya que el toro de lidia vive en libertad en su hábitat natural y, sin las corridas, no solo se extinguiría el toro bravo, sino el propio ecosistema en que se desenvuelve (las dehesas), sin embargo hay alegatos que refieren a que estas pueden ser protegidas por ley sin la necesidad de criar toros.
Otros defensores del toreo, argumentan que nadie ama más al toro que un buen aficionado a las corridas: nadie admira más su belleza, nadie exige con más vehemencia su integridad y se indigna con mayor furia ante cualquier maltrato, desprecio o manipulación fraudulenta.
Las corridas de toros son también una importante actividad económica, que es una fuente de empleos y genera cuantiosos ingresos, principalmente por venta de entradas y derechos de televisión.
Los festejos populares que organizan los ayuntamientos, coincidiendo con sus fiestas patronales o con cualquier otra celebración, generan también un movimiento económico muy importante y moviliza una gran infraestructura (ganaderías, transportes, seguros, médicos y ambulancias, bandas de música, fuegos artificiales, cartelería...): se supone que en los pueblos de España se celebran unas 20.000 celebraciones taurinas al año, y se lidian unas 100.000 reses, lo que supone un gasto de unos 140 millones de euros anuales para que los toros corran por sus calles.
España cuenta con un gran número de aficionados a las corridas de toros. Éstos consideran las corridas como un bello espectáculo, un arte y una manifestación de cultura que ha sobrevivido hasta nuestros días, al igual que el toro bravo, donde se aprecia sobre todo el valor y destreza del torero. Actualmente se celebran corridas de toros en Europa (España, Portugal y Francia) y en América (Perú, México, Colombia, Ecuador y Venezuela).
* Bibliografía:
- Wikipedia.com
- historiadelatauromaquia.es
trabajo realizado por: Irene Torralba y Lucía Rodriguez.
Muy escaso de fuentes.
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