¡Terminamos ya el curso! El último día para poder subir trabajos será el día 8 de Mayo a las 23:59. A ponerse las pilas que ya queda poquito!!!!

sábado, 3 de abril de 2010

GREGORIO MARAÑÓN, MÉDICO, CIENTÍFICO, HUMANISTA Y LIBERAL - 2ª. PARTE

"Vivir no es sólo existir,

sino existir y crear,

saber gozar y sufrir

y no dormir sin soñar.

Descansar, es empezar a morir"

Gregorio Marañón

Etapa de Transición y la Segunda República


En esta circunstancia tuvo lugar la decisiva reunión que se celebró en su despacho el 14 de abril en donde el Conde de Romanones y Niceto Alcalá-Zamora pactaron la transición de la Monarquía a la República y la salida de Alfonso XIII de España.

La influencia social y política de Marañón hizo que figurase como candidato a la Presidencia de la II República. En la política republicana tuvo un papel destacado. Elegido diputado para las Cortes Constituyentes que elaboraron la Constitución promulgada en diciembre de 1931, en diversas ocasiones renunció a formar parte del Gobierno. La paulatina radicalización e intransigencia de la vida política española, le llevó a alejarse del primer plano político renunciando a su escaño como diputado en 1933. Marañón comprobó la muerte del liberalismo político en España, y reivindicó la defensa de los principios liberales como guía de la conducta individual.

En los meses finales de la II República, al advertir la extraordinaria radicalización política y el ascenso de la violencia a la que se estaba asistiendo desde finales de 1934, Marañón realizó constantes llamamientos a la responsabilidad, a la comprensión, al respeto de la democracia y a la concordia civil. A diferencia de otros intelectuales que le eran afines, en los meses anteriores a la Guerra Civil, aún confiaba en el futuro de la República y achacaba la inestabilidad política y social existente a la inmadurez pasajera del régimen de 1931.

La Guerra Civil

En agosto y septiembre, Madrid se convirtió en una ciudad sin ley donde la supervivencia no estaba asegurada. El asalto a la cárcel Modelo donde se asesinó, entre otros, a Melquíades Álvarez o Manuel Rico Avello, el discurso radiofónico al que Marañón se vio obligado entre fusiles, su requerimiento para que compareciese ante checas (policía secreta que no respetaba los derechos humanos) y las alusiones que se hicieron a su persona en el diario “Claridad”, donde se publicó un artículo que decía: “si queréis saber algo sobre Gregorio Marañón consultad las listas fascistas”, le hicieron temer seriamente por su vida.



Al correr peligro su vida, a mediados de diciembre de 1936, partió hacía París. Desde allí apoyó al bando autodenominado nacional con artículos como "Liberalismo y comunismo" donde se percibe su visión de la Guerra Civil como una lucha entre el comunismo y el anticomunismo, lo foráneo y lo español. Consideraba entonces que la República liberal había sucumbido y que en la guerra que se estaba librando, un bando estaba encaminado a instaurar un régimen comunista y el otro una dictadura. Como muchos otros intelectuales, se percató del peligro de sovietización de España, pero no se dio cuenta, o lo minimizó, del peligro facista. Durante los meses finales de la guerra, insistió en la necesidad de la reconciliación nacional para la construcción de la futura España.

En los años que permaneció en París, hasta finales de 1942, fue autorizado de manera excepcional para ejercer la medicina. Al mismo tiempo, llevó a cabo una intensa investigación en los Archivos Nacionales para documentar una historia de España cuyo eje eran las emigraciones políticas y entre cuyos resultados sobresaldría en 1947, su monumental "Antonio Pérez". Fue entonces cuando tomó los "Apuntos", inéditos hasta ahora y que aparecen en un conjunto de cuadernillos que reflejan la universalidad de su saber.


Regreso a España


Marañón regresó a España en otoño de 1942. Su regreso no fue sencillo. La depuración impulsada por la Dictadura no le permitió reiniciar su labor académica hasta 1946, año en el que recuperó la propiedad de su querido cigarral toledano, embargado para que respondiese de sus responsabilidades políticas.


(En esta foto lo podemos ver con su hija Mabel)


Si bien la Dictadura había usado su figura para mejorar la imagen exterior, Marañón asumió la tarea de recuperar la tradición liberal que el régimen de Franco trató de erradicar y cuyas raíces se remontaban al periodo ilustrado. Así, su mayor aportación política fue sin duda "haber levantado la bandera del liberalismo, de la libertad, en una época en que pocos o ninguno podía hacerlo".


Desde su defensa del liberalismo ético, encabezó los primeros manifiestos que denunciaban desde el interior la situación política y solicitaba el regreso de los exiliados.
Con algunas excepciones, como la de ciertos sectores del falangismo, el franquismo respetó su figura, lo que le permitió amparar a otros españoles y difundir su pensamiento y conducta liberal, influyendo decisivamente, en ámbitos intelectuales y universitarios.


En 1944 se incorporó al puesto de médico de la Beneficencia Provincial de Madrid y retomó dos años más tarde, su cátedra de Endicronología. Continuó asimismo, con la publicación de algunas de sus mejores obras como "Ensayos Liberales" donde insistió en la pervivencia del liberalismo como pauta de conducta y "Españoles fuera de España". Marañón se ocupó de desmitificar el pasado católico e imperial de España, sobre todo de Felipe II.


En 1947, ingresó en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En años posteriores continuó siendo objeto de diversas distinciones científicas y culturales. Su elección como numerario para la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1953, supuso el reconocimiento a toda una vida dedicada al cultivo de las ciencias, las artes y las letras. En 1956, ingresó en la Corporación con el discurso "El Toledo del Greco". Con su ingreso en esta Corporación, Marañón se convirtió en el académico por antonomasia, pues fue miembro de cinco Reales Academias, caso únicamente igualado por Pedro Pidal Carniedo, Francisco Silvela y Antonio Cánovas del Castillo.


En 1958, fue nombrado primer presidente del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC). Del mismo modo, continuó recibiendo diferentes honores académicos internacionales.

Muerte de Gregorio Marañón


El 27 de marzo de 1960, Marañón murió en Madrid. La multitud, que acompañó su cortejo reflejaba el reconocimiento que todas las Españas le rendía. Como dijo Fernando Valera, último jefe de gobierno de la República, en el exilio: "...la pérdida reciente de don Gregorio Marañón ha sido sentida en las tres Españas: la España oficial, la España peregrina y la España silenciosa".



Con el fallecimiento de Gregorio Marañón, España perdió a una de las personalidades más respetadas del siglo XX. Intelectual, comprometido con el destino de su país, partició en muchos de los acontecimientos culturales, sociales y políticos más importantes de su tiempo. Sus descubrimientos le otorgaron fama mundial. Gran conocedor del hombre. Sus ensayor literarios y sus estudios históricos también alcanzaron una amplia difusión nacional e internacional. Traducida a los idiomas más importantes del mundo, su vastísima obra se cifró, que conozcamos, en la publicación de más de un centenar de libros, casi dos millares de artículos (entre científicos y de divulgación y prensa) y centenares de discursos, conferencias y prólogos.


No cabe duda de que se trata de una de las cumbres científicas y narrativas del siglo XX español.



Bibliografía:

Gran Enciclopedia Temática Planeta


Autor:
Andrés Garrido Galeote
2º. Bachillerato B

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