¡Terminamos ya el curso! El último día para poder subir trabajos será el día 8 de Mayo a las 23:59. A ponerse las pilas que ya queda poquito!!!!

domingo, 9 de mayo de 2010

Maria Zambrano

Hija del pensador y pedagogo Blas José Zambrano, María Zambrano nació en Vélez (Málaga) el 22 de abril de 1904.

"Filosófico es el preguntar, y poético el hallazgo"


Tras una breve estancia en Madrid la familia se traslada a Segovia donde coinciden con Antonio Machado. María cursa Bachiller, época en la que tiene lugar el gran amor de su vida: su primo Miguel Pizarro, quien le transmite la pasión por la literatura, hasta que el padre calificase la relación de incestuosa, lo que le llevaría a Pizarro a abandonar España. En 1921 comienza a estudiar Filosofía en Madrid y asiste a las clases de Ortega y Gasset, García Morente y Zubiri en la Universidad Complutense de Madrid, donde completa la carrera, asumiendo el papel de mediadora entre Ortega y algunos alumnos, conseguiendo el puesto en 1931 de profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central hasta que realiza su tesis doctoral «La salvación del individuo en Spinoza» y publica Por qué se escribe, su primer ensayo en la Revista Occidente. Más tarde colaboraría con otras revistas como Los Cuatros Vientos y Cruz y Raya. Durante 1928 le diagnostican tuberculosis.

Sus inquietudes políticas, defensora de la República, prosperan en esta época universitaria, revelándose como articulista para defender sus ideales. A través de algunas iniciativas culturales establece relación con varios autores e intelectuales de la época como Luis Cernuda y Miguel Hernández. El 14 de septiembre de 1936 se casa con el historiador Alfonso Rodríguez Adavez, quien había sido nombrado como Secretario de la Embajada de España en Chile, haciendo escala en La Habana, la pensadora pronuncia una conferencia sobre Ortega y Gasset y conoce al escritor José Lezama Lima. Fue en 1937 cuando la pareja decide regresar a España en defensa de la República tras la pérdida de la guerra, siendo nombrada Consejera de Propaganda y Consejera Nacional de la Infancia Evacuada.

Zambrano reside en Valencia y Barcelona hasta que Alfonso se incorpora al ejercito a favor de la República y llega la hora de su exilio, el 28 de enero de 1939 se ve obligada a cruzar la frontera francesa en compañía de su madre, su hermana Araceli y el marido de ésta. Reside en París, La Habana, México hasta que se instala en Roma, relacionándose con algunos intelectuales como Elémira Zoya, Rafael Alberti y Jorge Guillén. Se instala en una vieja casa de campo de La Piéce, a causa de las denuncias recibidas de un vecino por el gran numero de gatos que alojaba en su casa, junto a un bosque del Jura francés cerca de la frontera Suiza, lugar que entronca con la concepción de su libro “Claros del bosque”.

El exiliado, ese ser devorado por la historia... una historia cruenta. Ese desconocido. Ese ser que no tiene lugar en el mundo, ni geográfico, ni político, ni social, ni ontológico. Creo que el exilio es una dimensión de la vida humana, pero al decirlo me quemo los labios porque yo querría que no volviese a haber nunca más exiliados.

[...]

Fui alguien que se quedó para siempre fuera y en vilo. Alguien que se quedó en un lugar donde nadie le pide ni le llama. Ser exiliado es ser devorado por la historia. Y su lugar es el desierto. Para no perderse, enajenarse, en el desierto hay que encerrar dentro de sí el desierto. Hay que adentrar, interiorizar el desierto en el alma, en la mente, en los sentidos mismo, aguzando el oído en detrimento de la vista para evitar los espejismos y escuchar las voces.

Y, sin embargo, hubo un instante de lucidez dado en una suerte de impasibilidad del absoluto, de la irreversibilidad del paso de la frontera. Ya nunca más se repararía, o se repararía sin recuperar nunca la situación que se perdía en ese momento: ya no habría más eso que por adversión a la retórica se había dicho tan poco, eso, una patria.

...sentir la vida, no sólo con el pensamiento, sino con la respiración, con el cuerpo...


(M. Zambrano, Los bienaventurados)


Con el artículo de José Luis López Aranguren «Los sueños de María Zambrano» (Revista de Occidente, feb. de 1966) se inicia un lento reconocimiento de su obra en España, siendo nombrada Hija Adoptiva del Principado de Asturias, lo que constituyó su primer reconocimiento oficial, y con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, a su vez el ayuntamiento de Vélez-Málaga la nombra Hija Predilecta. Al año siguiente, la Junta de Gobierno de la Universidad de Málaga acuerda su nombramiento como Doctora honoris causa. El 20 de noviembre de 1984 María Zambrano pisa de nuevo suelo español y se instala en Madrid tras la restauración de la democracia.

En 1989 se le concede el Premio Cervantes y fallece el 6 de febrero de 1991 en Madrid, siendo enterrada en su ciudad natal.






Además de sus maestros (Ortega y Gasset, García Morente y Zubiri), en la filosofía de María Zambrano es notoria la huella ejercida por la fenomenología de Hurssel y el existencialismo de Heidegger, mientras que sus preferencias filosóficas fueron los clásicos griegos, Plotino y Spinoza, cuyo pensamiento a la vez ético y metafísico se hallaba más acorde con su propia forma de sentir. Y, por último, a una serie de autores procedentes del psicoanálisis (K. Jung), la mística (Juan de la Cruz y Miguel Molinos) y la antropología de la religión (M. Eliade, L. Massingnon y H. Corbin).

El pensamiento de la filósofa se articula en torno a dos cuestiones: y la creación de la persona y la razón poética. Según Zambrano, el principal problema del hombre en su propio ser. A su vez, la razón poética constituye el método que permitira la creación de la persona.



Bibliografía:
-Wikipedia
-Biografía de María Zambrano
-Cronología
-Sobre la filosofía de María Zambrano


Cristina Monedero
Guillermina Malo de Molina

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