¡Terminamos ya el curso! El último día para poder subir trabajos será el día 8 de Mayo a las 23:59. A ponerse las pilas que ya queda poquito!!!!

domingo, 1 de noviembre de 2009

Rock Progresivo en España

Nociones generales

El Progresivo (vaya nombre, es el colmo de lo pretencioso) como género musical claramente independiente dentro del rock surge en los efervescentes años finales de la década de 1960 convirtiéndose en un verdadera corriente creativa y comercial a comienzos de los 70. Generalmente se apela al adjetivo "progresivo" para hablar del carácter innovador del movimiento (tenía que parecerse a la música del siglo XXVI aproximadamente para poder denominarse así) y a sus cuando menos peculiares estructuras y sonoridades, alejadas del blues y rock clásicos hasta extremos extraterrestres y casi indescriptibles. En muchos aspectos, hablamos de una música especialmente pensada para enfermos mentales de diverso grado, es decir, que posee una profundidad cultural y expresiva superiores (gracias a Dios) a las del pop-rock tradicional. Algunos conceptos característicos del género son: la gran extensión de las composiciones (típicos los solos de media hora), los álbumes conceptuales (hago un disco que sólo habla de un tema rarísimo, preferiblemente la metempsicosis o el ciclo artúrico), el virtuosismo instrumental desaforado y el empleo frecuente de sintetizadores y teclados (¡vivan el mellotron, el Minimoog y la profusión de zumbidos chillones!). Todo ello con el encomiable objetivo de imitar la música “seria”, de transmutar la obra propia en algo digno de igualarse a Haydn, o cuando menos, a Stravinski (gran ídolo de todo músico progresivo que se precie).

Podemos localizar claramente los orígenes del género en el Reino Unido, en el marco de la experimentación temeraria con el ácido lisérgico, verdadero profeta de la modernidad. En este ambiente muchos músicos (en ocasiones chavales inadaptados y que en otra época se hubieran dedicado al onanismo, normalmente pijos rebelados contra el monstruoso aparato del Estado) comenzaron a extrapolar los valores y tendencias de la música culta y el jazz a lo popular entre sus colegas, a lo que es rock con movimiento de caderas.

Sí, ellos son los peripatéticos King Crimson,

con Mr. Robert Fripp a la derecha.

Generalmente suele aceptarse que el primer disco de verdadero rock progresivo es In the Court of the Crimson King, de los míticos e idolatrados por mi persona King Crimson (que además ejercieron una influencia destacada en los grupos progresivos españoles, que siempre tuvieron buen gusto para elegir), aunque existen ciertas intentonas experimentales previas por parte de grupos como The Beatles, Deep Purple o The Moody Blues (a todos ellos les gustaban las orquestas y las canciones instrumentales, pero el mercado no les dejaba crear libremente, aún).


Ian Anderson haciendo el cabra

con Jethro Tull.

Pero la gloria para el progresivo llega en los 70, edad de oro de todo rockero con raíces, con el alzamiento de grupos como Yes, Pink Floyd, Jethro Tull, ELP o Genesis. Todos ellos alcanzaron un sorprendente e inexplicable éxito comercial produciendo discos tan extraños como coloridos y exuberantes en sus portadas, hasta aproximadamente 1975, cuando pudo apreciarse un cierto agotamiento de ideas por parte de las cabezas visibles del movimiento. En realidad todos sabemos que ese maravilloso círculo de ingleses seguía bendecido por la Providencia, lo que ocurre es que apareció el punk para destruir las aspiraciones intergalácticas de la raza humana y relegarnos a víctimas de la música disco. Encima, los críticos de la Rolling Stone sufrieron un colapso nervioso fatal y les dio por poner verdes a los que eran los grandes prohombres de nuestro siglo (algunos afirman que después de J. L. Borges, que en el fondo era muy progresivo y barroco, aunque el racionalismo le impidiera convertirse en una estrella de la guitarra). Muchas formaciones de rock progresivo se disolvieron consecuentemente, y las que sobrevivieron emprendieron giros radicales en su estilo, acercándose a una mayor sencillez compositiva (horror) para recuperar el favor del público made in USA.

Wakeman se aburre y el progresivo

pierde el favor de la masa.

Sin embargo, es también cierto que el progresivo no ha desaparecido nunca totalmente, conservando una fiel base de aficionados realmente masoquistas, y muchos músicos rinden aún total pleitesía a los magos de aquellos buenos tiempos. Incluso algunos heterodoxos gustan de rebuscar entre los rescoldos del Apocalipsis progresivo afirmando que a lo largo de las posteriores décadas se han dado ciertos resurgimientos del género, como la ola neo-prog-comercial de inicios de los 80 o la aparición del metal progresivo (estética “cuero y pinchos” mezclada con gafas culo de botella y Nietzsche) en los 90.

Espero que este pasaje introductorio no se haya hecho demasiado pesado, excesivo o monótonamente progresivo, porque aún he de tratar el verdadero tema de este excelso ensayo (a partir de ahora se hace necesario rebajar los interludios cómicos, que reconozco haber introducido subrepticiamente para rellenar espacio en mi deficiente redacción).

Spain is different (and progressive rock is no exception)

Muchos se preguntarán: ¿realmente ell rock progresivo llegó a España en algún momento, de verdad hubo aquí alguien que escuchara música de ese tipo? La respuesta es SÍ, aunque la situación actual nos lleve a pensar todo lo contrario, abandonados como estamos a la depravación y la falta de valores cristianos.

Lo cierto es que España desarrolló una verdadera escena progresiva propia y diferenciada de la corriente general, algo de lo que no pueden presumir muchos países: quizá Alemania, Italia, Francia en menor medida, los países escandinavos en épocas más recientes y el conjunto de Iberoamérica. Incluso podemos afirmar que el rock progresivo español obtuvo, además de reconocimiento crítico por parte de los foráneos, un respetable éxito comercial dentro de nuestros límites territoriales.

En general, podemos dividir el rock progresivo patrio de los 70 en varias corrientes regionales, claramente independientes creativamente hablando cada una de ellas:

  • Rock vasco: Curiosa fusión entre sinfónico y música folclórica de Euskadi, reconocible por el empleo de vientos y sonidos campestres, además del uso del euskera en las voces. Surgió a mediados de los años 70, y las formaciones más notables fueron Errobi (Ametsaren Bidea, 1979) e Itoiz (Itoiz, 1978).
  • Rock madrileño: Hablaremos de él aquí por la existencia de dos bandas muy notables en diferentes estilos. Por un lado, tenemos a Módulos, verdaderos pioneros del progresivo en España, que publicaron cinco discos de sinfónico a lo largo de la década gloriosa del género. Y aparte es necesario destacar Cuentos de ayer y hoy (1978), el primer trabajo de Ñu, banda que posteriormente derivaría al metal a pesar de mostrar en este disco un sonido al más puro estilo Jethro Tull.
  • Rock laietano: En la Barcelona de la Transición surgió esta corriente, quizá la más “hippie” y cosmopolita de todas, y la que tuvo mayor arraigo junto con el rock andaluz Generalmente los grupos catalanes realizaron una música de carácter muy psicodélico y frecuentemente desplazada hacia el jazz-rock. Numerosos son los ejemplos, pero destacaremos a unos pocos: Om (formación importantísima y en gran medida líderes iniciales del movimiento entre 1968 y 1971), Fusioon (1972 - 1975), Companya Elèctrica Dharma (1974 – actualidad), los geniales Iceberg (1974 – 1980) o Música Urbana (1976-1978).
  • Rock andaluz: Ésta fue la escena progresiva más importante dentro de nuestro país, la que mayor calidad musical y sobre todo, éxito comercial alcanzó. Por eso la tratamos seguidamente más en detalle.

Rock andaluz: progresivo y flamenco

Y finalmente, llegamos a la fusión entre las ideas del rock progresivo y las raíces musicales del sur de España. Eso sí, que nadie se imagine cosas extrañas, porque el rock andaluz sigue siendo serio, grandilocuente y ligeramente siniestro como el buen progresivo, y si incorpora flamenco es del jondo, no del de verbena de barrio. Dicho queda.

Podemos afirmar que el rock andaluz surge a finales de los 60, con el auge de la contracultura y cierto sentimiento patriótico entre los jóvenes intelectuales andaluces. Del mismo modo, en el ámbito musical se reivindica un retorno a las raíces, un desarrollo del flamenco pero sin abandonar la cultura rebelde y “hippie”.

Podemos afirmar que el primer grupo de rock andaluz con verdadera influencia fue Smash (1968 – 1973), que además de erigirse en figuras del movimiento, haciendo un uso extensivo de los esquemas rock y combinándolos con el sonido flamenco (especialmente en las voces), tuvieron en sus filas al que es uno de los más grandes músicos españoles: el guitarrista Gualberto García. Smash publicó dos discos mientras estaba en activo: Glorieta de los lotos (1970) y We come to smash this time (1971). Muy relacionado con Smash está el surgimiento del sello Gong, que publicaría gran parte de los discos de rock andaluz de la subsiguiente década.

Sin embargo, tras la desaparición de Smash y otras pocas bandas que les seguían, lo cierto es que la corriente desaparece prácticamente durante varios años, en los que si bien se publican discos de rock aflamecando, no hay ni rastro de progresivo. Habrá que esperar a 1974 - 1975 para que se produzca la eclosión del género, debida principalmente a la aparición de un grupo en concreto: Triana.





Triana, integrado por Jesús de la Rosa (vocales y teclados), Eduardo Rodríguez Rodway (guitarra) y Juan José Palacios “Tele” (batería), es en muchos aspectos, el grupo básico del rock andaluz. Su primer trabajo, El Patio, constituye un avance espectacular respecto a todo lo hecho anteriormente, ya que estamos ante un disco de verdadero rock sinfónico combinado con flamenco. Su exhibición de un estilo King Crimson a la española es tan espectacular que pone los pelos de punta, todo rebosa calidad, y así fue reconocido tanto por el público como por la crítica. Posteriormente Triana publica otros dos discos claramente progresivos y excelentes en todos los aspectos: Hijos del agobio (1977) y Sombra y Luz (1979). Sus últimos tres discos, Un encuentro (1980), Triana (1981) y Llegó el día (1983), mucho más irregulares y orientados al pop comercial, los confirman como uno de los grupos de rock más populares de toda España, y el más importante de Andalucía con mucha diferencia. La exitosa trayectoria de Triana se truncó en 1983 con el fallecimiento de Jesús de la Rosa, el líder del conjunto, que con el paso del tiempo se convertiría en una auténtica leyenda de la música andaluza.

Por otro lado, el antes mencionado Gualberto regresa en 1975 de una larga estancia en Estados Unidos para publicar dos discos espectaculares fusionando el flamenco más puro con los sonidos hindúes y el rock progresivo. Se trata de A la Vida, al Dolor (1975) y Vericuetos (1976). Gualberto es uno de los músicos más importantes del género, y su carrera se extiende hasta la actualidad, habiendo colaborado además con músicos muy diversos, tanto flamencos como más orientados a lo experimental.






Los años entre 1976 y los comienzos de los 80 son los más fructíferos para el rock andaluz, y es que se establecen las características típicas del movimiento: sonidos árabes, estilo sinfónico ligero y letras místicas y sentimentales. Entre los grupos que cultivaron esta línea con mayor éxito se cuentan Imán (Imán, Califato Independiente, 1986) o Mezquita (Recuerdos de mi tierra, 1979). En 1979 aparece también Alameda, publicando un disco homónimo muy cercano al sonido Triana, que se convertiría rápidamente en el mayor éxito de ventas del rock andaluz, aunque su creatividad disminuyó rápidamente tras este fulgurante comienzo. Por último, añadiendo influencias del hard-rock al sinfonismo tenemos a los incombustibles Medina Azahara (Medina Azahara, 1979), grupo de largo recorrido dueño de una música más sencilla y directa, no tan progresiva.

Muy vinculados a la corriente principal del movimiento pero ciertamente tomando unos derroteros diferentes tenemos a dos grupos, Guadalquivir y Cai (Más Allá de Nuestras Mentes Diminutas, 1978), ambos inclinados hacia el jazz. Hemos de destacar a los últimos como el grupo de rock andaluz surgido en Cádiz más importante, recordando además a su teclista Chano Domínguez, que desarrollaría más tarde una exitosa carrera en el terreno de la fusión jazz-flamenco.

A pesar de todo, y como ya parecía pronosticado, el rock andaluz decayó ampliamente a comienzos de los años 80, además de por haber perdido el favor del público, por un evidente agotamiento creativo. La mayoría de los músicos del género o abandonaron su carrera o se reconvirtieron a otros géneros o ámbitos de la industria musical.

A día de hoy, es realmente complicado encontrar grupos que sigan la senda marcada por el rock andaluz, ya que los pocos grupos modernos españoles de progresivo se inclinan por un estilo ajeno al flamenco y más cercano al rock anglosajón, especialmente al metal progresivo. A pesar de que existen bandas extranjeras (Tool, Porcupine Tree, Dream Theater) que tienen un gran éxito comercial y crítico cultivando este estilo, y de que dentro de España existen grupos con trabajos muy interesantes al respecto (quizá los madrileños Sou Edipo sean uno de los ejemplos más notables), el género continúa relegado en nuestro país a un ambiente underground bastante minoritario.





En cualquier caso, recemos todos juntos por el futuro del rock progresivo, que bien le hace falta un milagro.

Enlaces y fuentes de información


http://www.dlsi.ua.es/~inesta/Prog/index-e.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Rock_progresivo y http://es.wikipedia.org/wiki/Rock_andaluz

http://www.portalesquizofrenia.com/cms/

CARLOS DOÑA GRIMALDI

3 comentarios:

  1. Magnífico trabajo sin peros (algunos malpensados pensarán que esto es porque el tema me encanta, lo que es verdad, pero no es por eso, es por lo bien que está escrito con un tono irónico fantástico). Carlos, creo que tu futuro es la escritura, ¿quizás el periodismo? Enhorabuena.

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  3. ¿Escrito acaso bajo los efectos de la audición de "Lament" de K.C.? Totalmente de acuerdo con lo de "enfermos mentales", pero discrepo con que "Llegó el día" de Triana sea un álbum comercial. No lo es, por lo menos, el tema que da título al álbum. Creo que el propio Robert lo firmaría como suyo y metería mellotron en vez de órgano.
    Inspirado trabajo. Me gustaría leer una segunda parte. Don Luis, sea generoso que yo sé de sus gustos por estas músicas extravagantes. ;)

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