¡Terminamos ya el curso! El último día para poder subir trabajos será el día 8 de Mayo a las 23:59. A ponerse las pilas que ya queda poquito!!!!

jueves, 19 de noviembre de 2009

LA SANTA CUEVA

LA SANTA CUEVA
“Esta es la puerta que a las almas da paso; deja que el hombre sea espíritu
y que su cuerpo quede libre de daño”

HISTORIA

El Oratorio de la Santa Cueva, con sus dos capillas (la penitencial y la eucarística) es un monumento extraordinario dentro de la historia del arte español y la obra cumbre del neoclasicismo gaditano.

Resulta sorprendente, y pocos imaginan, que detrás de su fachada, con más aire civil que religioso, se puedan albergar dos espacios superpuestos tan diferentes entre sí. Parece increible que detrás de esta fachada seria y severa se esconda un tesoro.

Todo lo dispuesto en ellos: la arquitectura, la escultura, la pintura, las artes decorativas y hasta la música, responde a la perfección al complejo programa religioso ideado por su fundador, y todo se mantiene tal cual desde su creación en el siglo XVIII.

Su historia comienza con reuniones que un grupo de hombres tenían todos los jueves al anochecer para meditar sobre la pasión de Jesús. Corría el s. XVIII y precisamente el hecho de que fuesen hombres, al anochecer y en un edificio tras el Arco de Garaicoechea, lugar por otra parte de mala fama puesto que allí se encontraban los prostíbulos de la ciudad, provocó que las murmuraciones corriesen por toda la ciudad. Hecho que hizo al Obispo visitar el lugar una noche casi a escondidas y sorprenderse del culto y de la oración que dichos varones ofrecían para el perdón de los pecados.
Para evitar más murmuraciones, la cofradía queda registrada legalmente en los libros del obispado bajo el nombre de la Madre Antigua y en 1730 se instalaron en la parroquia del Rosario, en donde casualmente estaban realizándose obras y es precisamente en esa mejora de la iglesia cuando se encuentra un subterráneo que debió ser algibes antiguos; tras la adecuación del lugar la orden continuó con sus ritos recibiendo oficialmente el nombre de la Hermandad de la Santa Cueva.

Alcanza el máximo esplendor en los comienzos de 1771, teniendo como director espiritual al sacerdote José de Santamaría.
Nacido en Veracruz (Méjico) era el hjo segundo del Marqués de Valde-Iñigo. Realiza sus estudios religiosos en la compañía de Jesús y es en 1781 cuando con la ayuda del conde de Raparaz, emprenden la ampliación y reforma de la iglesia del Rosario con ayuda del arquitecto Torcutato Cayón, que realiza también los planos de la catedral nueva de Cádiz, pero su muerte da paso a que su ahijado y discípulo Torcuato Benjumeda siguiese su obra y se hace la inaguración de todo el complejo subterráneo en 1783.
Tenemos que hacer notar que todos estos nombres están muy ligados a la ciudad de Cádiz que naturalmente les rinde homeneje con calles que llevan sus apellidos.

Se da el detalle que dos años después muere el padre de Santamaría y su hijo mayor, dejando como único heredero de la fortuna familiar al promotor de la obra.

Con estos fondos decide levantar la llamada capilla alta dedicada por completo al Santo Sacramento, bendecida en 1796 por el obispo de Cádiz, Antonio Martinez de la Plaza.

Y así recorriendo el tiempo llegamos hasta 1981 cuando la Santa Cueva es remodelada, limpiada, sus óleos entre ellos tres de Goya son restaurados en los sótanos del Museo del Prado en Madrid y abierta al público en general.




La entrada a la Santa Cueva está en la calle Rosario, se accede a un pequeño vestíbulo donde a la izquierda está la recepción para adquirir las entradas, plano de la misma, postales de recuerdo y por supuesto el libro de su historia.

En el frontal se encuentra la reproducción del cuadro de la Virgen que está colocado en la fachada de la calle con el nombre de la Virgen del Refugio de los pecadores, obra del pintor alemán Franz Riedmayer que vivía en Cádiz.

A la derecha dos escaleras dan paso a la capilla alta y a la capilla subterránea o de la penitencia.


La visita comienza por supuesto por los orígenes y una severa escalera con pasamano de caoba casi negro, ningún tipo de decoración y escalones de mármol blanco nos lleva hasta las entrañas de esta orden misteriora de caballeros penitentes que se reunían cada jueves al caer la noche para penar por los pecados.




Me quedé impresionado ante la simple y blanquecina decoración comprendida por tres naves separadas por pilares. Al fondo de la capilla está el estrado donde el director espiritual de la orden dirigía las meditaciones. Frente a ese pequeño pedestal donde se encontraba el sillón del director espiritual, iluminado sólo por aquel entonces con una lamparilla de aceite donde se encuentra el Calvario, tallado por Gandulfo y Vaccaro cuya única iluminación es la linterna que se encuentra sobre él. El calvario está compuesto por el Nazareno clavado en la cruz, rodeado de su madre y de S. Juan Evagenlista y las tres santas mujeres: Maria Magdalena, María Cleofás y María Salomé.

Tanto los ropajes como las figuras, todos tallados en madera de colores oscuros y semblantes afligidos nos llenan de una especial sensación. Me cuenta el padre Guillermo que los asientos de madera eran ocupados por los integrantes de la orden primitiva, reunidos alli cada jueves noche para orar y para, desposeídos de su túnicas de penitentes, azotarse a sí mismos, de modo que la sangre manchaba los muros blancos. Debía de ser un espectáculo sobrecogedor. Me pregunto si la redención de los pecados debía de llevar consigo, el dolor físico...

Abandono la sala o capilla baja que está en la profunda entraña y subo los escalones de mármol altos, gastados, y llegamos hasta el descansillo situado entre las dos capillas. Desde alli subimos a la llamada Alta.

Las escaleras se hacen revoltijos de tallados en madera clara, bella y brillante y los mármoles adquieren una tonalidad rosásea muy típica de los afamados italianos. Me dice el padre Guillermo que en esa época la ciudad era morada de muchos mercaderes venecianos y de otros puertos de Italia.


La capilla Alta nos espera al final de la misma, que bajo el nombre del Santísimo Sacramento nos brinda todo el lujo de ornamentación y riqueza en pinturas y materiales.

La planta es oval al fondo el altar que es el lugar privilegiado, en donde preside un sagrario con seis conlumnas corintias de plata en su interior y el jaspe que adorna su parte exterior. En ella las columnas son de plata de orden jónico y adornadas también en jaspe.



Dos parejas de ángeles de mármol blanco guardan la parte más preciada del lugar. La cúpula donde está el sagrario esta pintada por el italiano Antonio Cavallini, que realmente logró un efecto optico increíble en escayola. En los tres intercolumnarios están dos cuadros que representan a San Luis de Gonzaga y San Estanislao de Kostka obras de Cosme Velázquez. En el resto de la capilla hay cinco lienzos más; tres de ellos son obra de Goya: La multiplicación de los panes, el convite real y la última cena, colocado justamente frente por frente al sagrario. Las dos obras restantes son de la firma de Zacarías González Velázquez y de José Camarón: las bodas de canaá y el rocío del Maná.

La multiplicación de los panes - Goya

El Convite Real - Goya

La última cena - Goya

El hecho de que Goya pintase tres de esos cuadros se debe a la casualidad; el pintor se encontraba en Sanlucar reponiéndose de una enfermedad cuando se le encargaron las tres obras.
Bajando de nuevo las escaleras hasta el espacio dejado entre la capilla baja y la alta para alinear el terreno de la cuesta que es la calle Rosario, se ha instalado un pequeño museo y dando entrada a él nos encontramos tres tallas de madera de la Virgen de la Soledad, Cristo caído bajo la cruz y Cristo atado a la columna, obras de Manuel González el Granadino.
Y dando un tono de fondo tenemos que destacar que la visita la realizo al son de una música especial. Esta pieza acompaña la predicación de las Siete Palabras en la mañana del Viernes Santo y tiene su historia.
Y de vuelta a la sala de entrada, pienso y me quedo un poco sosegado, como si realmente mis inquieturdes espirituales hubiesen quedado satisfechas ante la contemplación de esta obra tan especial que durante años me atrajo de una manera especial. Quizás porque sea un lugar mágico; quizás porque en ella se reúnen una serie de requisitos para que el espíritu alcance un grado superior….
ILUMINACIÓN DEL CONJUNTO
En la parte subterránea y para invitar a la meditación, la luz durante el día proviene del lucernario que se abre sobre el Crucificado, iluminándose por la noche por dos lámparas de aceite portadas por sendos ángeles.

La capilla del Santísimo Sacramento durante el día, por ocho óculos que tamizan la luz que proviene de la cúpula y durante la noche gracias a una magnífica lámpara de cristal de La Granja.

En 1981 todo el conjunto está declarado como monumento histórico-artístico de carácter nacional.
LA PIEZA MUSICAL:

El Padre Santamaría quiso enriquecer su Oratorio con una pieza musical que acompañara la predicación de las Sietes Palabras en la mañana del Viernes Santo. El marqués de Méritos y el marqués de Ureña, que eran músicos, intervinieron para que el famoso compositor austriaco Joseph Haydn escribiera su obra "Las Siete Últimas Palabras de Nuestro Redentor en la Cruz", que se estrenó en Cádiz el Viernes Santo de 1783, convirtiéndose desde entonces en uno de los momentos cumbres de la Semana Santa gaditana, por su belleza, hondura y profundos sentimientos de piedad que imprime en el alma de quien, con religioso fervor, une en su interior la meditación de las divinas palabras y la expresividad de es música incomparable.

Nos encontramos, pues, ante la obra de un sacerdote, inteligente y culto, que supo combinar con sabio equilibrio la cultura, el arte y la fe, y que movido por su profunda devoción y sincera caridad, empleó la inmensa fortuna que heredó, en obras de caridad, de apostolado y de arte sagrado, mientras que él vivía con ejemplar austeridad. Sus restos mortales descansan en el vestíbulo de entrada a la capilla alta, junto al Buen Pastor, a quien tan fielmente imitó en su vida sacerdotal. No en vano a su muerte, en fama de santidad, el pueblo espontáneamente le otorgó el título de venerable Padre Santamaría.



BIBLIOGRAFÍA:
  • "Las Iglesias de Cádiz" de Pablo Antón Solé
  • Enciclopedia Gráfica Gaditana Vol. I nº 6 - Caja de Ahorros de Cádiz
  • Experiencia propia - Visita guiada por el párroco de la Santa Cueva


AUTOR:

Andrés Garrido Galeote

2 comentarios:

  1. Muy bien, Andrés, separando el trabajo propio de lo tomado de las fuentes, bien estructurado y escrito.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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