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sábado, 30 de enero de 2010

Fernando Quiñones

¡Saludos! Somos Jorge y Carlos y en este artículo vamos a hablaros sobre un magnífico y gran gaditano, padre de Cádiz, poeta cuyos versos estaban impregnados de muchísima ilusión, la misma ilusión y la que haga falta pondremos nosotros para relatar la biografía de quien muchos de vosotros ya habréis adivinado; nos referimos, sin lugar a dudas, al escritor Fernando Quiñones Chozas. En este trabajo os contaremos brevemente lo que fue su vida, desde su infancia, hasta su fallecimiento en 1998; también haremos un repaso por sus obras más célebres, algunas de ellas galardonadas con premios de cierto prestigio nacional en lo que a la literatura se refiere. Por último os mostraremos el aprecio que la gente tenía a este poeta. Sin más dilación, en este preciso instante, damos comienzo a nuestro artículo.

Biografía
Fernando nace, un 6 de marzo de 1930, en Chiclana de la Frontera, una localidad no muy lejana a la capital gaditana, donde pasó su infancia y adolescencia con su abuela por parte de padre. Con quince primaveras empezó a trabajar en el muelle de Cádiz, tres años más tarde comienza su aventura literaria con la creación de la revista El Parnaso, la que se publicó hasta 1950, a la que seguirá Platero, con la que estuvo durante cuatro años.

Más tarde comenzó a escribir en la prensa, actividad que le acompañó a lo largo de su vida, algunos de sus artículos, concretamente cien textos, fueron recogidos en dos tomos: Fotos de carnet y Por la América morena.
Una vez terminada la formación militar obligatoria, en 1953 se trasladó a Madrid para trabajar en el Reader Digest, que le sirvió para abrirse paso.
En 1957 empiezan sus viajes por el mundo, en este mismo año publica su primer libro de poesía, Ascanio o Libro de las flores y Cercanía de la gracia con el que obtiene el accésit al Premio Adonais de poesía.

Se casó en Milán en 1959 con Nadia Consolani. En ese mismo año nace su hija Mariela, actualmente profesora de Filosofía y Ciudadanía, y Ética en el colegio Argantonio, Cádiz. Un año más tarde gana el Premio Literario del diario La Nación de Buenos Aires con Siete historias de toros y de hombres.
También en 1960 gana el Premio de prosa de las XII Fiestas de la Vendimia de Jerez con Cinco historias del vino. Tres años más tarde nace su segundo hijo, Mauro.
En 1971 Fernando decide dedicarse por completo a la literatura y abandona su trabajo en el Reader Digest. Movido por viajes, conferencias, pregones, cursos y la escritura vivirá a caballo entre Madrid y su amada Cádiz.

En 1973 marcha con su amigo Félix Grande a Hispanoamérica como embajador del flamenco: Puerto Rico, Perú, Argentina, Nicaragua y Chile. En 1987 viaja con José Agustín Goytisolo a Marruecos; con Antonio Hernández a Yemen y a Cuba cuando le otorgan el Premio Casa de las Américas.

Con el deseo de engrandecer su ciudad, crea Alcances, un festival que dirige desde 1968 a lo largo de una década. La muestra está dedicada al cine, aunque Fernando Quiñones compaginó: pintura, música clásica, flamenco, cine, literatura, etc. Alcances fue una empresa encomiable que luchó con la falta de medios económicos.
Este escritor también creó la Peña Flamenca Enrique el Mellizo, una de las pioneras con estas características en la tacita.

Enamorado del sur, una tarde, poco antes de morir, en el paseo que recibe su nombre, impregnado de Cádiz por sus cinco sentidos; mientras que el olor a salitre penetraba en su nariz, el brío del oleaje caletero absorbía el silencio de aquella tarde, ante un paisaje indescriptible, hasta para el mismo Paco Alba; Fernando Quiñones llevó a su mujer, y le susurró al oído: "Nadia, quiero hacerte un regalo: te regalo Cádiz". Después de haber leído esto, nos preguntábamos si algo más bello se podría haber dicho en aquel instante.

A las puertas de dicho paseo que lleva hacia el puente Canal, la capital gaditana le concedió una estatua de su persona. Pocos años antes de fallecer le nombraron alcaide del castillo de San Sebastián, concediéndole las llaves de éste como reconocimiento honorífico, dato que solo conocen sus allegados y personas más cercanas.

El 17 de noviembre de 1998 en el Hospital Puerta del Mar a causa de un tumor vesical, fallece rodeado de sus personas más cercanas. Desde el dicho hospital es trasladado, escoltado por algunas patrullas de policía, al cementerio de Chiclana de la Frontera, donde se le concede una estatua en su honor.

En cuanto a su obra haremos un recorrido, no muy amplio pero abarcando todas y cada una de sus obras:
Fernando, dio a entender en muchas de sus obras que era un enamorado del flamenco, entre ellas destaca: De Cádiz y sus cantes, galardonada con el Premio de Investigación de la Semana de Estudios Flamencos en 1964; El flamenco vida y muerte (1971); Toros y arte flamenco (1982); Los poemas flamencos y un relato de lo mismo (1983); El flamenco (1985); ¿Qué es el flamenco? (1992); Antonio Mairena: Su obra, su significado (1989). En TeleVisión Española estará por primera vez en 1965; en la 2, durante cuatro años. Aunque se incorporará de nuevo con su programa de flamenco en 1977.

Al Premio Leopoldo Panero de poesía en 1963, se sucederán los libros de relatos: La guerra, el mar y otros excesos, Historias de la Argentina, Sexteto de amor ibérico; comienza la serie de las Crónicas: Crónicas de mar y tierra, Crónicas de Al-Andalus, Crónicas americanas, Crónicas del cuarenta, y en 1979 queda finalista del Premio Planeta con Las mil noches de Hortensia Romero. Escribe también teatro: Carmen, Andalucía en pie, El grito, Si yo les contara. En 1983 vuelve a quedar finalista del Planeta con La canción del pirata, una de las más brillantes novelas del siglo XX. De la que a continuación os dejamos un fragmento de esta sensacional obra:

LA CANCIÓN DEL PIRATA. VIDA Y EMBARQUES DE JUAN CANTUESO

___...Soy ahora casco en desguace o leño a la deriva, las greñas blanqueando, esta zanja fea de la frente que me entrecierra el ojo, encorvado el lomo y a medio desdentar: lo que se dice empezando ya a buscar la tierra como si fuese bien anciano, aunque no he de haber cumplido más de cuarenta y seis, según mi cuenta, ni menos de cuarenta y tres. Pero de mozo, y de hombre en todo su brío, fui trigueño, moreno de la mar y de ojos vivos, no porque yo lo diga; despierto de cabeza, de los que calan muchas cosas antes de tenerlas vistas ni aprendidas, y bien memorioso, que eso me ha ido a más en vez de a menos. Si le caí en gracia a mucha gente, fue por salir a mi madre en el donaire, y a mi padre en la buena planta y el agrado del semblante, aunque todo lo haya ido perdiendo aun antes de llegar a viejo.
___Mi madre, que vivía de lo que iba saltando, me parió en la playa grande que mira a la mar de Berbería, por donde las barracas de salazón y más allá del corral de pesca, a una media legua de la Puerta de Cádiz. Para mí que, sin un techo como ella estaba, andaría igual que las gatas, buscando donde echarse a parir, y que si acudió a esa almadraba del Conde no sería por su gusto, sino por no haber dado con sitio de más arreglo.
___Ya de mocillo, me dijo un hombre del arrastre que, al escoger mi cuna, se le juntaron a mi madre lo mejor y lo peor del lugar. Lo mejor, por la estación del año sin grandes calores, entre la primavera y un verano tirando a viento de poniente, y lo peor, por el aperreo y el bullerío de la levantada de los atunes, que es por ese tiempo cuando se cogen. No quise llevarle la contraria al que me lo decía, pero eso tampoco sería malo porque, fuera de las levantadas, toda aquella parte es como los desiertos del África y anda en un desamparo grande, y más todavía para quien, como mi madre, no se crió a orillas de la mar.
___Mi primer berrido en el mundo lo escucharon la arena caliente y el tinglado que en ella se apañó mi madre por atrás de una barraca, hecho con lienzos de velas rotas, palitroques y cañizo trenzado con juncos de las dunas, como nido de pájaro. Y allí se quedó luego.
___La ayudó en su trance una mujer de la vecindad, pues no era sólo mi madre la que andaba al abrigo de la almadraba; no me acuerdo mucho si de invierno, pero en lo demás del año si que vi por allí cobijos parecidos de otras y de otros, cada cual viviendo solo, nadie en pareja, y quitándose de encima por lo menos los nortes, las levanteras o el solazo.
___Y aquel mismo hombre, que ya le perdí nombre y cara aunque la voz se la sigo oyendo, me contaba que mi madre me tuvo a eso del mediodía y que los jaladores del atún, y quienes están a limpiarlos y a salarlos, andaban compadeciéndose al oír las voces y lamentos del parto entre el chillerío de las gaviotas; tan cerca de la faena se había echado ella que, a no ser porque los embebía el arenal, su sangre y humores al parirme se hubieran arrebujado con la sangraza de los atunes, todavía temblones y cargados en hombros por la truhanería. De ahí me vendrá, y de aquellos años playeros, que me guste el olor del pescado crudo tanto o más que el mejor perfume de la Arabia, cuando es olor que a todos disgusta, y que tampoco me haya hecho nunca gran impresión la vista de la sangre...

Además…
Con Las crónicas de Hispania gana el premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla de 1985; el Tiflos, en 1988, con Las crónicas de Castilla. En 1990 recibe el Premio de novela Café Gijón por Encierro y fuga de San Juan de Aquitania; Vueltas sin fecha se lleva el Premio de Novela Breve Juan March en 1994; Casa puesta en placeres le consigue el Esteban Manuel de Villegas en ese mismo año. En 1998, en vísperas de su muerte, obtiene el Jaime Gil de Biedma por Las crónicas de Rosemont y la Universidad de Cádiz lo nombra Doctor Honoris Causa.

Además de los libros mencionados, escribe poesía en Ben Jaqan, Memorándum, Las crónicas inglesas, Muro de las hetairas o Libro de afición tanta o Libro de las putas, Las crónicas del Yemen, Las crónicas yugoslavas, Los poemas de Córdoba, Últimos pliegos de la carta a Cori con otros poemas eróticos; en cuanto a libros de relatos, escribe El viejo país, Nos han dejado solos, Viento sur, Legionaria, El coro a dos voces; y en novelas El amor de Soledad Acosta, Vueltas sin fecha, La visita; y lleva a cabo ensayos como Óscar Estruga, escultor.

Aquí os dejamos unos emotivos pasodobles del Carnaval de Cádiz acerca de este escritor, diferenciándose en su calidad pero tratando todos sobre el mismo tema:

El Circo (Joaquín Quiñones)
Embelesada, sobre las piedras
sueña la barquilla, que un marinero
venía limpiando la orilla
entre espumas blancas
lo traían las olas
las "CANCIONES DEL PIRATA"
en vez de una caracola.
Cuando soplaba "EL VIENTO DEL SUR"
la "MAREJADA" era Literatura
y el faro destellando luz
vestían su Caleta
cual si plata pura.
Los cantes del ‘‘Beni de Cai’’
los bautizaste de caracolero
disfrazaste los amores
de "PEPA DEL MENTIDERO"
en "LAS MIL Y UNA NOCHES
DE TU HORTENSIA ROMERO".
Del Carnaval
tu fuiste pregonero
y de Nerón te cachondeaste
tu corona de mojarras
ceñía en tu frente ¡QUE CHIRIGOTERO!
Que te importaba el planeta
si eras el Nobel caletero.
Mirando al mar
en las auroras escritas están tus notas
y a la orilla vuelven cada día
buscándote las gaviotas.

Los Musiquita (Constantino Tovar Verdejo ‘‘Tino Tovar’’)
Se fue Fernando Quiñones
Embajador de Cádiz, su tierra,
Se fue el caleti señores
El narrador y poeta
Capaz de relacionarse
Con los más célebres escritores
Y con el mismo rasero
Tratar con los pescadores
Yo recuerdo mi infancia
En la caleta recogiendo algún un papel
``to´´ los chiquillos
Nos poníamos a ayudarle
Bendito ejemplo que nos daba sin querer
Se nos fue don Fernando
Pero nos queda Hortensia Romero,
San Juan de Aquitania y el Bribón Cantueso,
Se nos fue la pluma pero quedó su sello,
Defensor de los purismos
En el flamenco y en los carnavales,
Defensor de Cádiz y de su urbanismo
No buscó el protagonismo
Quizás por eso tardaron tanto
En reconocerte ‘‘to’’ lo que tú has ‘‘sío’’,
Al final se hizo justicia
Y la tardanza no te molestó
¡¡aayy!! Tu gente
La que llevaste como bandera
Te quiso reconocer
Antes de perderte en toda tu grandeza
Hoy formas parte de Cádiz
De su historia y su leyenda,
De su historia y su leyenda,
Se nos fue Fernando
Se nos fue el POETA.



Cantando Bajito (Luis Ripoll)
Te busco como las locas
Fernando en dónde estás
Sabes que siempre te espero,
Yo soy Hortensia Romero
Y nos quedan mil historias
Que tenemos que contar,
Que fueron más de mil noches
En las que juntos estuvimos.
Me quede por el camino
Y no te volví a ver más
Y te busco por tu Cádiz y me llego a tu Caleta
A gritos digo tu nombre y a mí nadie me contesta.
¡Ay! en el mundo flamenco,
¡Ay! sin ti falta la alegría
Y vagando por las calles
De mi recuerdo nunca te apartas,
Que Cádiz ya es un poco menos
Que los gaditanos te echamos en falta,
Te juro Fernando Quiñones
Que Tú te hayas muerto
¡¡Aayy!! Es una putada.



Los Templarios (Antonio Martínez Ares)
Vamos a ver, pase el siguiente,
Rapidito por favor,
Muy buenos días don San Pedro,
Buenos días nos de Dios.
Por los tres clavos de Cristo
Que hechuras trae usted,
Una gorra, unas playeras,
Pero hombre ¿esto qué es?
Yo estaba hablando con las olas....
Si hombre en el Puente Canal,
Cuando de pronto vino un rayo
Y me puse a cavilar.
No me ‘‘podío’’ afeitar,
Ni me he ‘‘quitao’’ el bañador.
¿De dónde eres tu chaval?
Yo de ‘‘Cai’’,
Como no...
Ay, ay, ay...
A ver nombre y apellidos.
Yo soy Fernando Quiñones,
El poeta de las barcas, de la arena y los cañones.
Ay, ay, ay...
Dígame su domicilio.
Balneario de la Palma,
Si algún día baja por ‘‘Cai’’ allí tiene usted su casa.
Aaaaayyy....
Bueno esto se acabó, eche una firmita aquí,
Sus alitas y vámonos, un amigo ‘‘pa’’ servir.
Bienvenido al Paraíso,
El también llamado, Reino de los Cielos.
Debe haber una confusión,
Que eso no puede ser, por Dios.
Que si, hombre si.
Que no, que no,
Si el cielo es de donde yo vengo.


El Bibliotecario (Adrián Pérez Herrera) *
Dijo la Caleta
¿A dónde está el Chiclanero?,
Que no viene a verme
Y ya no aparece
Y le echo de menos (bis)
¿Dónde está ese poeta de obra eterna
Esa gran figura
Poco reconocida
¿A dónde está?.
Con él se fue el alma de Cádiz peregrina
Y junto a él a las alturas se encamina
Y aquí quedó su humanidad
Palabras de verso frutal
Tierno y risueño.
En cuánto dijo el Señor basta ya
Se nos marchó "La canción del pirata"
Y antes de irse un regalo especial
Cádiz le quiso adoptar
Y en la Caleta (bis)
En la arenita está
El mar no va a borrar nunca su nombre
La mimaba sin parar
No lo han hecho jamás y menos cualquier hombre.
Nadie como él sabía
Del mundo entero y de sus prodigios
Y cual mejor la forma
La de expresarlo en un buen libro.
En mi mente y seguro que en la vuestra
Quedará su gran nombre igual que quedó en la arena.

* El audio de esta letra no lo hemos podido conseguir debido a su desconocimiento, ya que ésta era una comparsa de Chiclana y su calidad no era óptima, aunque no les faltó empeño para dedicar una letra a este grandísimo poeta.

En cuanto a la bibliografía hemos recurrido a personas allegadas al escritor y los datos personales han sido tomados de la enciclopedia Encarta 2007, para obtener las imágenes nos hemos servido del buscador Google, y en cuanto a los vídeos los hemos obtenido a través del portal Youtube.

Esperemos que os haya resultado grato. Un saludo.

Jorge Alcina y Carlos Carbonell

1 comentario:

  1. Creo que deberíais haber consultado algunas fuentes más para este trabajo. Además, debéis cuidar mucho más la expresión escrita.

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