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domingo, 7 de febrero de 2010

Movimiento Feminista



En realidad, si la mujer no tuviera existencia salvo en la ficción que han escrito los hombres, uno se lo imaginaría como una persona de la mayor importancia, muy heterogénea, heroica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermosa y extremadamente horrible, tan grande como el hombre, más grande según algunos. Pero ésa es la mujer en la ficción. En la realidad, somo señala el profesor Trevelyan, la encerraban y la golpeaban y la zamarreaban por el cuarto.”

Virginia Woolf, Una habitación propia, 1929





¿Qué es el feminismo? El feminismo es un movimiento social y político que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, proveniente de la opresión, la dominación y la explotación a la que han sido expuestas por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción.

Marcuse en “Marxismo y feminismo” dice que el movimiento feminista actúa en dos niveles: uno, la lucha por conseguir la igualdad completa en lo social, lo cultural y lo económico; dos, “más allá de la igualdad” tiene como objetivo la construcción de una sociedad en la quede separada la dicotomía hombre-mujer.


ORÍGENES

La Revolución francesa marcó el pistoletazo de salida de las primeras reivindicaciones feministas, entre los numerosos Cahiers de doleances (Cuadernos de quejas) que se publicaron entonces con ocasión del anuncio de convocatoria de los Estados Generales, varios se hacían eco de quejas femeninas. Por otra parte, la Revolución Industrial creó la coyuntura necesaria para el desarrollo y la consolidación del movimiento feminista, la sustitución de la unidad de producción doméstica por el sistema fabril con el trabajo en grandes factorías fomentó un rápido proceso de urbanización, que supuso importantes flujos migratorios y provocó un drástico cambio en la estructura y costumbres de las familias. De la intersección de dos movimientos, el de las mujeres de clase media que lucharon para abrirse las puertas de los centros educativos y ser admitidas en la vida profesional, y el que resultó de la creciente preocupación de los sectores sociales más sensibles a las terribles condiciones de trabajo producidas por la primera industrialización, surgió a mediados del siglo XIX el movimiento feminista en dos focos principales: Estados Unidos y algunos países de Europa (principalmente Inglaterra).

La existencia de una sociedad arcaica en nuestro país, con escaso desarrollo industrial, con una fuerte ascendencia de la Iglesia Católica y fuertes jerarquizaciones de género en todos los ámbitos de la vida social, dio lugar a que el feminismo tuviera menor presencia e influencia durante el siglo XIX que en otros países. En nuestro país, la dinámica social estaba marcada por la práctica política circunscrita a una minoría social (voto censitaro), la adulteración de las elecciones y el protagonismo del ejército. No nos debe extrañar que el feminismo pionero, como el derecho de sufragio, no se centrara en las reivindaciones políticas, se basaba en demandas sociales buscando el reconocimiento de los roles sociales del género femenino y en la exigencia de los derechos civiles.

Eran tiempos en los que la mujer no disponía autonomía personal o laboral, no tenía independencia económica ni era dueña de los ingresos que generaba su propio trabajo. Necesitaba la autorización del marido para desempeñar actividades económicas y comerciales, para establecer contratos y para realizar cualquier tipo de compra fuera del ámbito doméstico. Por otra parte, el Código Penal de 1870 establecía que la desobediencia o el insulto de palabra eran suficientes para que la mujer fuese encarcelada. Asimismo, el hombre podía mantener relaciones extra-matrimoniales mientras que para la mujer quedaban tajantemente prohibidas. También quedó establecido que si el marido asesinaba o agredía a la esposa por adulterio, el castigo de éste sería el destierro durante un corto espacio de tiempo. En cambio, si una mujer cometía dichos actos la sentencia era cadena perpetua.

El dominio del hombre sobre la mujer se basaba en el arquetipo femenino. Aún a finales del siglo XIX se consideraba la inferioridad genética, ligada a la función reproductora que esbozaba el concepto de la mujer como un ser pasivo e incompleto. En definitiva, un complemento del hombre.


DESARROLLO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA

"Vosotros, hombres de fe, ¿qué habéis hecho si no persuadirla de lo irremediable de su servidumbre, hacerla adorar sus cadenas, nutrir sus almas con creencias destinadas a eternizar su cautiverio? Y vosotros revolucionarios, ocupados en hacer y deshacer constituciones ¿cómo no habéis pensado en que toda libertad será un fantasma mientras viva en esclavitud la mitad del género humano?"

("La Palanca", Órgano de la Asociación de Costureras, mayo de 1908).


Tendríamos que esperar hasta los años en torno a la I Guerra Mundial, precisamente cuando la batalla sufragista estaba llegando a su fin en otros países, para que existiese un movimiento feminista bien organizado en España, las dos grandes representantes del feminismo en esta época fueron Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán. La penalista Concepción Arenal, afirmó la importancia del papel de la madre y esposa, pero subrayando que la vida de la mujer no podía centrarse en el ejercicio exclusivo de ese rol. La escritora Emilia Pardo Barzán, denunció que los avances liberales y políticos logrados a lo largo del siglo XIX no habían fomentado la enmancipación femenina, sin embargo, habían incrementado las distancias entre sexos. Tras 1850, las iniciativas del Krausismo y de la Institución Libre de Enseñanza buscaron un avance a la cultura, la enseñanza y la educación de la mujer. Aunque el reconocimiento oficial de la educación superior no se produjo hasta 1910, a lo largo del siglo XIX las tasas rondaban el 70% de analfabetismo femenino.




En 1870 da comienzo la Segunda Revolución Industrial, que trajo consigo una aceleración del movimiento feminista en el último tercio del siglo XIX. Pero el avance siguió siendo mayor en otros países más desarrollados como Gran Bretaña, en el que el 70.8% de las mujeres solteras, entre 20 y 45 años, tenían un trabajo remunerado, y a partir de 1850 el número de mujeres solteras mayores de 45 años fue aumentando. Fue así como el matrimonio fue en retroceso, no sólo como proyecto de vida para las mujeres, también en el plano económico.


CONQUISTA DEL VOTO FEMENINO

Pese a los grandes esfuerzos de las defensoras del sufragio femenino, no se reconoció hasta la instauración de la Segunda República, en la Constitución de 1931, el derecho al voto de la mujer y el derecho a ser elegidas para cualquier cargo público, en una España sin rey, aunque fuese con la oposición de muchos republicanos. También se aprueba, en 1932, la Ley de Matrimonio Civil y la Ley del Divorcio por mutuo acuerdo y el derecho de la mujer a tener la patria potestad de los hijos.

Esto supuso un duro revés para la Iglesia que, temerosa de perder su influencia sobre la mujer, abandonó su postura antifeminista dentro de los límites “razonables” de un feminismo católico que entorpeció el desarrollo de otras raíces del movimiento, dificultando así la existencia de un movimiento feminista organizado y unido.

En las elecciones celebradas en junio de 1931 fueron elegidas dos mujeres diputadas de un total de 465 diputados; Clara Campoamor (por parte del Partido Radical) y Victoria Kent (por la Izquierda Republicana). A finales de aquel año ingresa otra mujer en las Cortes, Margarita Nelken (Partido Socialista). De las tres, la abogada Clara Campoamor ocupó la figura más representativa a favor de los derechos de la mujer y desempeñó un papel importante en la lucha por el sufragio femenino.

Pero la concesión del voto, la nueva Ley del Divorcio, así como todos los logros conseguidos por la mujer darían al traste con la llegada de la Guerra Civil y el nuevo Estado impuesto, tras la victoria del general Francisco Franco el 1 de abril de 1939, impregnado de valores tradicionales y reaccionarios que devolvieron a la mujer a una situación de dominación.


FEMINISMO Y TRANSICIÓN POLÍTICA

Tras el largo desierto de la dictadura, en los años 60 y 70 en España tiene lugar un crecimiento económico muy importante debido al turismo, alcanzando otro estilo de vida más avanzado, y un nuevo concepto de la mujer que poco a poco va calando en la sociedad. En 1970 la nueva ley general de Educación reconoce al fin el derecho de una educación igual para todos, incluyendo a las mujeres, que comienzan a tomar conciencia de sus derechos. Así fue como en el Referéndum para la Reforma Política, convocado en diciembre de 1976 por Adolfo Suárez, en las primeras elecciones democráticas generales de junio de 1977 las españolas gozarían de nuevo del acceso al voto, sin exclusiones de ningún tipo, con plenitud de partidos políticos libres y reconocidos. Desde entonces, los derechos de la mujer española se unieron al de los países más avanzados.

Cabe decir, que el feminismo en España tuvo un especial auge en la década de los 70 junto a Lidia Falcón, fundadora del Partido Feminista en España, que propugnó nuevas tecnologías de reproducción in vitro para la liberación del destino natural del género femenino.

En el marco internacional, el 1975 fue declarado el Año Internacional de la Mujer por las Naciones Unidas, lo que trajo consigo centenares de actos y campañas por todo el mundo y dos congresos de carácter internacional. El primero se celebró en la ciudad de México, dirigido a los organismos oficiales, y el segundo fue convocado en Berlín para las organizaciones no gubernamentales. En Madrid se celebraron las Jornadas Nacionales por la Liberación de la Mujer, que constituyeron el primer encuentro feminista de carácter nacional celebrado en España.


EL MOVIMIENTO FEMINISTA EN LA ACTUALIDAD

La democracia en España se había consolidado a inicios de la década de los 80, sin embargo esta quedaba incompleta, ya que aún no había llegado a las mujeres sin garantizarles el pleno ejercicio de sus derechos.

Desde entonces se han producido algunos cambios en la situación de las mujeres, la participación femenina ha aumentado considerablemente en la educación, el mercado de trabajo y en la política, siendo en el terreno público el ámbito donde menos se ha avanzado. Por otra parte, la dificultad de combinar el trabajo y la familia ha sido uno de los factores que ha contribuido a la caída de la natalidad. El feminismo ha avanzado en grandes proporciones en Occidente, aunque siguen persistiendo algunos focos de discriminación. Ciertamente, uno de los objetivos de los movimientos feministas de hoy es la lucha por conservar y ahondar en la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, en busca de un sistema social diferente donde no exista el opresor ni el oprimido.

Simone de Beauvoir decía que el feminismo era modo de vida individual y de lucha colectiva. En la actualidad, el feminismo se divide en dos corrientes: el feminismo de la diferencia y el feminismo de la igualdad. El feminismo de la diferencia aboga por indentificar y defender las características propias de la mujer con el lema “ser mujer es hermoso”. Mientras que el feminismo de la igualdad aspira a que se produzca en la sociedad la integración de individualidades una vez superados los estereotipos del sistema sexo-género, defiende la igualdad de derechos entre hombres y mujeres pero no pretende homogenizar sino reconocer la diversidad de género.




Resulta difícil abordar la hisoria del movimiento feminista en España en tan pocas palabras, por ello he decidido no extenderme mucho en organizaciones feministas, leyes a favor de las mujeres, etc., sino que el objetivo ha sido centrarme en como el movimiento feminista se ha ido gestando en la sociedad a lo largo de la historia hasta la actualidad.

Uno de los aspectos que a veces no se tienen en cuenta del feminismo es que sus demandas defienden la igualdad del hombre y de la mujer en todos los ámbitos. Si las mujeres toman partido en cuestiones que no corresponden tradicionalmente con su rol de género, los hombres tampoco deberían tomar partido en cuestiones que se le han atribuido a la mujer. Sus reivindicaciones también estarían siendo feministas.


Guillermina
Malo de Molina Ramos


Fuentes de información principales:

-Wikipedia
-El movimiento feminista
-Movimiento feminista y redefinición de la realidad
-El movimiento feminista en España
-Artículo sobre la mujer trabajadora en la II República
- Teoría King Kong de Virgine Despentes, Editorial Melusina


1 comentario:

  1. Muy bien, tanto en fuentes como en elaboración. Trabajo muy interesante que recomiendo a todos/as.

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