Efectivamente, de todo el amplio espectro de los fenómenos paranormales, los más insidiosos, molestos y susceptibles de acabar apareciendo en tonadillas tradicionales son sin duda los duendes, esos seres que todos por alguna razón imaginamos pequeños, con desproporcionadas orejas puntiagudas y ridículas ropas de colores (no confundir con sus parientes los gnomos, como David el Gnomo) y cuya principal preocupación en la vida es exasperar a los integrantes de la raza humana hasta convertirlos en trasuntos de animal bovino, llevando a cabo para ello un amplio catálogo de acciones, abarcando principalmente el derramamiento de líquidos, el meneo de objetos colgantes y susurrar palabras sin sentido a los oídos del primero que se les cruce en su camino.
Hoy, para demostrar lo patéticamente asustadizos que somos los españoles, no se me ha ocurrido mejor parábola que la historia de "el duende de Zaragoza", la cual tuvo lugar en el año 1934 en la capital aragonesa y cuyos variados e inefables sucesos conmocionaron durante semanicas a la opinión pública de nuestro país y a los oyentes de Radio Nacional de Zimbabwe, entre otros muchos. Sin más dilación, narremos.
El duende de Zaragoza
Complejos son los hechos y varios los testigos que los relatan desde diversos puntos de vista, pero básicamente esto que ahora sigue es lo que ocurrió:
El 27 de septiembre (más o menos) de 1934, en el segundo piso del número 2 de la calle Gastón de Gotor de Zaragoza, la criada de la familia Palazón, Pascuala Alcocer (16 años de edad, soltera), se dedica tranquilamente a sus labores habituales en la cocina de la silenciosa casa, no demasiado grande ni lujosa. Mientras tanto, los señores del lugar duermen plácidamente en sus aposentos, ajenos al horror horroroso a punto de desatarse.
La casa del terror
A la mañana siguiente mientras la familia desayuna, casi olvidado ya el susto de aquella noche, Pascuala cierra el hornillo en un determinado momento, y ya todos los presentes oyen claramente como la misma voz misteriosa profiere un "¡ay!" Aún a día de hoy no sabemos a qué extremidad pertenecía el dedo que se pilló el emisor del sonido, pero lo cierto es que desde entonces ya no paró de hablar. Según nos relatan las crónicas, no había hora del día en que "el duende del hornillo", como lo acabó conociendo toda Zaragoza, parase de soltar indecencias y chascarrillos por su ignota boca. El ser en cuestión (o su voz, mejor dicho) tomó rápidamente por costumbre exhibirse constantemente con total impunidad, le daba igual todo: se mofaba de los miembros de la familia (especialmente del señor Palazón y su hombría), tonteaba con la criada, respondía a los que le hablaban y saludaba a todas y cada una de las personas que penetraban en las cercanías del maravilloso hornillo.
De hecho, y esto es algo importantísimo, el fenómeno no fue percibido únicamente por la familia o un número limitado de personas, sino que hubo gran cantidad de testigos, incluyendo vecinos, policías, médicos y otros profesionales. Por tanto, el "duende" se convirtió en algo digno de comentario público, un fenómeno que atrajo durante días a la práctica totalidad de la ciudad, a medios periodísticos de diversos puntos del país e incluso del extranjero (de hecho, un corresponsal de The Times llegó a acercarse para cubrir el suceso, como si fuera lo más normal del mundo).
Contra las plagas de seres feéricos, trabajo policial
Pero uno de los aspectos más curiosos de la historia es sin duda el hecho de que se llevara a cabo una investigación oficial supuestamente "seria" respecto a la misma. Lo cierto es que desde el primer instante la familia Palazón colocó una denuncia (¿contra el fogón?) en la comisaría de policía de Zaragoza, la cual fue atendida en un principio con las lógicas carcajadas y, comprobada ya la existencia del fenómeno, con concienzuda dedicación por parte de las fuerzas del orden. A lo largo de aproximadamente diez días de intervención judicial se llevaron a cabo todo tipo de pruebas, análisis y pesquisas. Se registró hasta el último rincón del edificio, incluida la estructura interior, las conducciones y tuberías, se excavó una zanja para investigar el subsuelo de la zona y se requirieron los servicios de todo tipo de científicos y expertos para descubrir el origen del fenómeno. Pero todo fue en vano. La voz seguía hablando sin tener aparente explicación lógica.
No son ni un cuarteto ni una película perdida de los hermanos Marx,
sino investigadores posando al lado de la vivienda del duende.
-Policía: ¿Quieres trabajo?
-Duende: No.
-Policía: ¿Pues qué quieres, hombre?
-Duende: Nada. No soy hombre.
Conviene recordar que en otras ocasiones por el contrario la voz no se mostró tan colaboradora o bromista como habitualmente, llegando en incluso a proferir amenazas de muerte contra los presentes en la cocina.
Finalmente, bajo la dirección del segundo de los jueces que se ocuparon del caso, un equipo de forenses determinó que la principal culpable de los sucesos debía ser, en cualquier caso, la criada Pascuala Alcocer. La chica fue sometida a numerosísimos análisis, tests y exámenes médicos con el fin de descubrir si el fenómeno paranormal estaba intrínsecamente vinculado a ella, obteniendo todos ellos al parecer un resultado negativo: era imposible que ella fingiera o trucara la voz como todo el mundo suponía. Pese a todo, las autoridades civiles ordenaron desalojar temporalmente el edificio y trasladar de manera permanente a la familia Palazón y a su criada.
El triste fin del duende
Desde entonces, según la versión oficial, el fenómeno remitió hasta prácticamente desaparecer. Sin embargo, no son pocos los testigos que afirman que la actividad paranormal continuó durante meses tras la mudanza de los ocupantes originales, quedando claro que en ningún caso se trataba se trataba de un montaje o simulación. Sesenta y seis años después, pocos recuerdan en Zaragoza y muchos menos fuera de ella esta historia que, en su momento, conmocionó profundamente a miles de personas.
Fuentes de información y enlaces
- Extenso reportaje sobre el caso, centrado en la investigación policial.
- Crónica de la historia en estilo narrativo.
- Post con información al respecto.
CARLOS DOÑA GRIMALDI
O.o Como mola! Este trabajo me encanta, flipo con el duendecillo de marras. Que caso tan curioso, hubiera estado bien charlar un ratito con el ente paranormal...
ResponderEliminarInteresante y curioso. Que se llame "chapter one", ¿significa que amenazas con algún otro? Hay que alternar este tipo de trabajos con otros de temas más "serios"; ya, ya sé que me pongo algo pijo con esto, pero qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarQué exigente, a partir de ahora no me salgo del tema poético y todos contentos.
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